Durante la comparecencia de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana en el Senado de la República, señalé los privilegios monetarios desmesurados que la nueva élite militar-político-empresarial tiene con la 4T.
Intervención: Élite militar-político-empresarial goza de privilegios monetarios desmesurados
Saludo con mucho gusto a mis compañeros senadores; saludo también con atención, atentamente, incluso a los senadores que compró el Ejército con carísimos lentes de Cartier por un voto; saludo a esta nueva élite militar que es ahora un Ejército más bien político-empresarial.
Hace unos años, nos sorprendieron los altos jefes militares cuando entraron a este Pleno, justo hace un año, usted lo recuerda, general, entraron a este Pleno hace un año a ocupar un lugar que no les correspondía; hace un año entraron aquí de forma sorpresiva, de último momento, sin un aviso oficial y ése fue un evento inédito en el Senado, la presencia de los jefes militares en el Pleno.
¡Vaya ironía!, ¡cómo cambian las circunstancias en tan breve lapso!
Hace un año, los altos jefes militares vinieron al Senado a cobijar a la secretaria de Seguridad Pública y hoy llegan a la inversa, escondidos bajo la manga de la secretaria de Seguridad Pública.
Hace un año estuvieron aquí callados, sin decir una sola palabra, estaban impedidos para hablar por las reglas del Senado, y ahora, a diferencia de hace un año, ahora que están obligados a hablar, callarán; callarán, general, callarán en forma tramposa, hace apenas dos semanas se establecieron sus deberes de comparecer y ya hoy le dan la vuelta a la ley, se los dispensan mañosamente, colocando a la tradición por encima de la Constitución.
Su silencio aquí, general, y se lo digo de frente, es un grito que desafía y desprecia a la República, la que usted, General, jura defender y ahora trata con tanto desdén.
Su comandante los está observando y adivino lo que está pensando, que no les vengan con que la ley es la ley, eso no aplica cuando el comandante supremo es un rey.
Hace un año, General, estaban ustedes ahí, ahí, observando en un estricto acto de presencia física. Su objetivo, General, era intimidar a cualquier senador que se atreviera a cuestionar; cómo cambian las cosas, cómo cambia la vida; cómo cambian las circunstancias, porque ahora, General, es usted el que está intimidado ante su obligación de responder a los ciudadanos y está en absoluto desacato al poder civil.
Usted, general y su poder armado se apropian cada día más del Estado. Lo hacen a costa del presidente que se los ha entregado. Agobiado el presidente en su ineptitud y su cobardía hasta a los muertos les ha endilgado.
Han salido a la luz sus secretos, general. Usted es el verdadero autor intelectual y material de las reformas que violentan flagrantemente a la Constitución.
Tiene usted dos caras, general. La que da en pública, que aparenta ser hombre de leyes; y la que escondió para cabildear las violaciones a la Constitución.
El orgullo que nos inspira a los mexicanos nuestro Ejército y su popularidad no le brindan, general, a usted autorización para adjudicarse tajadas de poder.
Mientras los soldados se parten el alma por un jornal, usted y su élite militar gozan de privilegios presupuestales desmesurados. Tienen ustedes todo el dinero, todo el poder, toda la información, todas las armas y todo el descaro de caminar por encima de la ley.
A tal grado militarizaron al país que la curia castrense aquí presente ya podría venir, ya podría venir a responder ante varias comisiones del Senado, ante la Comisión de Turismo, la de Derechos Humanos, la de la Función Pública, la de Cultura, la de Relaciones Exteriores, vaya, el Ejército político empresarial.
Yo sé general… ya voy a terminar, presidente, tranquilos, tranquilos.
General, usted prefiere callar porque no puede explicar el desastre en seguridad, los 130 mil muertos, la explosión de la violencia en este sexenio, el baño de sangre en el que está México y del que es responsable este gabinete de seguridad, usted y todos ustedes por acción y omisión.
No puede explicar por qué el Ejército ubica como amenaza a los padres de niños con cáncer, a las feministas, a los periodistas y a los activistas y con horror vemos que los equiparan en peligrosidad con el cártel de Tepito.
No puede explicar por qué no le han quitado ni el 1 por ciento a las ganancias de 25 mil millones de dólares anuales que genera el crimen organizado en México.
¿Por qué, general? ¿Qué pactos hay?
Y termino. Le voy a entregar esta lista. Esta es la lista que el presidente López Obrador por cobardía no pone en las mañaneras.
Esta es la lista de los verdaderos criminales. Se la voy a entregar, general, y lo reto desde aquí, en nombre de los ciudadanos de México, lo reto, general, a que cumpla con su deber.
Ya no se sirva de la Patria, a la Patria usted y su élite deben servirla.