Durante la discusión en el Senado del dictamen que reforma cuatro leyes en materia de Guardia Nacional, reiteré que Morena aprobaría la militarización del país, sin pensar en la seguridad de los mexicanos, todo por darle gusto al presidente López Obrador.
Morena militariza a México por su vocación tirana
Ustedes y su ídolo de barro, el presidente López Obrador, se ahogan en el agua que juraron que no beberían.
Como el falso profeta, López Obrador ofreció paz y entregó muerte.
En este gobierno ha habido más muertos que en los gobiernos anteriores.
Ya no es culpa del pasado, como balbucean torpemente ustedes y su señor de las mentiras; es culpa de la colusión de este gobierno con el crimen organizado.
En su avaricia por el poder, entregaron territorio mexicano al crimen organizado.
Pactaron descaradamente con el objetivo de ostentar un cargo público; lo sabemos todos, en las rancherías, en las comunidades, en los pueblos y en las ciudades, todos saben en México quién manda: el crimen organizado, organizado con Morena, evidentemente, en un acuerdo en el que la mafia manda y Morena obedece.
Por ello soltaron a Ovidio, por ello el presidente caminó presuroso, obsequioso y servil a atender a la mamá de El Chapo.
Por eso López Obrador defiende a los criminales y los pinta como pobrecitas personas que tanto han sufrido, y que por eso desviaron su camino.
Por eso les cuida el negocio de extorsión en los retenes.
Por eso el cobro de piso ha crecido exponencialmente.
Por eso el presidente exalta el ficticio respeto por la vida de la familia en las mafias.
Solo ustedes, sus socios, se atreven a defender semejante contrasentido.
Aquí y en China la mafia es el equivalente de la muerte.
Más aún, se dice ofendido el presidente cuando le señalamos la realidad y exige pruebas y se desgarra las vestiduras y lanza epítetos y mueve más la manita, pero quién les manda a ustedes a haberle vendido el alma al diablo; se les nota y al país se lo lleva el carajo.
Como el árbol que crece torcido, el presidente y Morena tuercen y retuercen y violan la Constitución una y otra vez.
El mandato desde el Palacio Nacional es que nadie moleste al autócrata, que no le salgan con que «la Ley es la Ley», que nadie le vaya con ese cuento de que «la Ley es la Ley», sino ¿Para qué es el rey? Él y solo él; él es la mismísima encarnación del pueblo, supremo depositario de la máxima popularidad universal, Mister Simpatía, faltaba más, por su divino capricho va a militarizar a México.
Hoy palidecen las memorias de Luis XIV y sus afanes de grandeza y despotismo ante el mesías tropical, ni más ni menos.
Ante ese que come sus garnachas sobre la Constitución, batea las leyes y pisotea el Estado de derecho.
Hoy van a militarizar a México cueste lo que cueste, con la fuerza del poder sobre la razón, con el puño sobre la mesa, y ahí de aquel de ustedes que intente mover una coma a su decisión.
Van a militarizar a México porque su vocación es la tiranía, por su desprecio a los derechos humanos, en aras de dar seguimiento al manual del régimen cubano.
Hoy, como consecuencia ineludible, ustedes heredan vergüenza y deshonra a sus hijos.
Ustedes no son legisladores, son los súbditos del pejelagarto; ustedes saben que el presidente ha enloquecido, incluso les preocupa, y les preocupa mucho.
Hoy han venido aquí con el rostro desencajado, la risa nerviosa y la frente agachada, todos ustedes.
Ya para que a ustedes les de vergüenza defender la militarización, significa que estamos ante un nuevo nivel de bajeza.
Han intentado justificarse con una retórica barata, con temas que ni están a discusión, como la buena calificación del ejército ante el pueblo. Nada nuevo, ni en tela de juicio.
Bien saben que los ciudadanos estamos conscientes de que ustedes no tienen una pizca de dignidad y que hoy votarán por interés económico personal.
Siguen ustedes rogando al presidente por una invitación a Palacio, aunque sea sin comida de por medio, como lo dijeron, o ya de perdida que les haga una mención en la Mañanera, que les de un abracito aunque sea con valla de fierro de por medio.
Ofenden ustedes esta tribuna, ustedes que son la antítesis de Belisario Domínguez; ustedes, yo los señalo como los angustiados, suplicantes por una limosna del ingrato de Palacio, que los trata con la punta del pie, y próximamente los tratará con la punta de la bota verde olivo.
A nadie extraña que López Obrador haya declarado que cambió de opinión respecto a la militarización. Desde que llegó al poder ha cambiado de opinión en los temas más importantes de México.
Se le aplaudiría a López Obrador si cambiara de opinión para corregir errores, pero lo notable, y muy notable, es que López Obrador cambie de opinión para mal.
Prometió salud y empeoró el sistema médico; prometió menos pobreza y la aumentó; prometió crecimiento del PIB y lo revirtió; prometió reconciliación y provocó encono; prometió austeridad y vive en un palacio; prometió informar a la gente y todos los días le miente; prometió la paz y va a militarizar.
Van a votar la militarización, pero no se van a ir libres del cargo de vergüenza, y te lo digo a ti, a ti y a ti.
El caso es que con intención y sin intención, siempre le sale el tiro por la culata al señor presidente.
Que quede claro que la militarización no tiene como objetivo brindar seguridad; ese es solo el pretexto y como prueba ahí están los nulos resultados.
Las órdenes a la Guardia Nacional ante el crimen organizado son dejar pasar, dejar hacer y hasta dejarse humillar, a cambio, a la cúpula, no al soldado raso, le dan millones de pesos, y lo saben bien.
Ha nacido una nueva clase socioeconómica en la 4T: las élites militares son los nuevos ricos de la colonia, y además con armas, poder, y no rinden cuentas, ¡Qué peligroso para el país!.
El objetivo de la militarización tiene como fin la intervención electoral para que Morena gane por la mala el poder en el próximo sexenio.
Los ciudadanos hemos quedado doblemente indefensos ante el crimen y ante los poderosos generales; esos son los nuevos grupos de privilegio de la 4T.
Les advierto que la justicia los va a alcanzar. Su ídolo de barro, su falso profeta va a caer, y con él va a caer el pacto de impunidad, y con él va a caer el pacto con el crimen organizado y solo entonces empezaremos a construir la justicia.