Sobreviví a un atentado a balazos después de publicar dos documentales en los que denuncié la corrupción del ex procurador de la Ciudad de México, Samuel del Villar.
Fue el 22 de junio del 2000. Al salir de las instalaciones de TV Azteca después de conducir el noticiario ‟Hechos 7”, tres hombres nos dispararon en Boulevard de la Luz y Periférico Sur.
Fueron 22 balazos contra mi auto y el auto escolta; yo viajaba en un Jetta sin blindaje.
Literalmente estoy viva de milagro.
De los balazos, me impresionan en particular la trayectoria de dos balas que se quedaron a centímetros de mi cuerpo: una que me iba a dar en el tórax quedó en el asiento del copiloto, frente a mí y otra bala que me iba dar a nivel de las costillas del lado derecho, la cual se quedó detenida en la barra de contención de la puerta de mi carro sin blindaje.
Resultaron heridos mi chofer y dos escoltas. Omito sus nombres para respetar su privacidad.
Por fortuna el hospital Ángeles del Pedregal está cerca del lugar donde nos atacaron, las ambulancias los llevaron a ese centro de salud y les salvaron la vida.
El chofer recibió dos tiros y perdió parte de su mano derecha; los dos escoltas estaban heridos de gravedad, pero gracias a Dios los médicos los salvaron.
La PGR atrajo el caso por el calibre 40, de uso exclusivo del ejército, que usaron nuestros agresores.
Después de los análisis periciales se concluyó que fue un intento de asesinato contra mi persona.
Dos años después de la balacera los atacantes fueron capturados porque eran integrantes de una banda de asesinos y secuestradores. A la fecha siguen en prisión pero todavía está impune mi caso, porque las autoridades no han identificado al autor intelectual.
Me ausenté solamente tres semanas, regresé al noticiario y un año después retomé la investigación periodística. Este evento fue un parteaguas en mi vida.
Estoy agradecida con Dios por haberme salvado.